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“Tan Suave como sea Posible, tan Firme como sea Necesario”.

 No cabe duda que la sabiduría popular de los dichos y refranes es maravillosa y yo tuve la suerte de vivir una época en donde los padres, los abuelos y los tíos utilizaban dichos y refranes para enseñarnos. 

Cuando ocurría alguna situación que se prestaba para mencionar un dicho o un refrán, simplemente nos miraban y lanzaban al aire aquello, como diciendo: Ahí te va una enseñanza, si la quieres tomar, aplícala y si no ya la vida te la irá enseñando.

Recuerdo una muy clara que sin duda se refería a la mesura con la que debemos hacer ciertas cosas que decía: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”. era un dicho clásico de los días de mi infancia que viene viene de la costumbre antigua, ahora en desuso  de ponerle veladoras a los santos, para pedirles ciertas cosas, afortunadamente me parece que en general se ha evolucionado mucho en ciertas creencias y ese dicho ya no se estila. 

Pero lo cierto es que el dicho lo que significaba era que en ésta vida todo tiene que ser con mesura, es decir con la medida correcta. Es decir que por correcta que pueda resultar un acción si se falla en la medida correcta, o de más o de menos, la acción puede resultar totalmente contraproducente.

Así en mi familia que somos lo que llamamos en México: “ Gente de a caballo”  y que no perdemos oportunidad de reunirnos para salir a cabalgar al campo cada vez que se puede, lo cual le recomiendo ampliamente a cualquiera ya que desde mi visión una experiencia que cualquier mexicano debiese tener es pasear por nuestro campo en el lomo de un buen caballo, para aquel que se interese, tenga o no experiencia, le recomiendo informarse en www.cabalgandoentequis.com

Ese es un proyecto que mi querido hermano Gino inició con éxito ya que su pasión son los caballos y el me enseñó un dicho maravilloso que denota con perfección el mensaje al que me quiero referir hoy y es relacionado con la forma en como se debe llevar las riendas de un caballo y dice: “ Tan suave como sea posible, tan firme como sea necesario” 

Esta maravillosa frase me parece que debiese utilizarse en todo en ésta vida y para ello me referiré a a algunos ejemplos, desde el más sencillo hasta el más complejo: 

Por mencionar uno sencillo, cuando se esquía en agua, en donde vamos jalados por una cuerda por una lancha o una moto de agua  y si no mantenemos una tensión suficiente en la cuerda para poder reaccionar ante cualquier movimiento, simplemente nos caemos o cuando nos ponemos unos audífonos para escuchar música, porque si le ponemos poco volumen no escuchamos, pero si le ponemos un poco de más hasta nos lastima.

Y existen otros ejemplos no tan simples, pero en los cuales la enseñanza de éste dicho es vital, por ello se requiere ser muy observador del entorno, de las situaciones y cuidar mucho esa distancia crítica que debe existir para encontrar el punto exacto entre tensión y ligereza para que las cosas en verdad funcionen y no se nos reviertan.

Por ejemplo cuando hablamos de llevar las riendas de una empresa, vemos que la vieja fórmula de mano dura y de imposición si algún día dieron resultado, al menos hoy es claro que termina siendo contraproducente. Recuerdo de haber platicado con un jefe que se veía que empezaba a manejar gente desde una posición compleja y le decía: “Sembrar terror no te va a dar buen resultado, la gente va a dar mucho más de sí, si siente tu confianza y toma compromiso contigo, porque por el contrario, si vive temerosa va a cometer más errores que si se siente apoyada, además con esa táctica, la gente tenderá a no decirte las cosas y siempre que puedan zafarse de una responsabilidad, esconder un error o culpar a alguien más lo harán y eso a la empresa le saldrá mucho más caro”.

Por otro lado, como empresario no se puede ser laxo y permitir que la gente haga lo que le de la gana, hay que marcarles muy claro como decía un buen amigo chileno:  “ El rayado de cancha”, es decir cual es su responsabilidad y lo que se espera de ellos y tienen que saber que serán responsables del resultado y cuando sea necesario, tomar decisiones. 

En mis 34 años de funcionario, siempre me esforcé por ser respetuoso, y representar un apoyo para la gente que me reportaba, dándole mucha libertad para desarrollar sus funciones, pero me tocó separar de varias empresas a colaboradores que incluso apreciaba mucho, pero por doloroso que fuera el hecho, siempre lo hice con amabilidad y con mucho respeto, ahora sí que usando otro dicho: “Lo cortés no quita lo valiente”. Y así lo he llevado a cabo en mi papel de empresario.

Lo mismo es con la guía que debemos dar a nuestros hijos, con la diferencia de que a ellos pienso que hay que hacerles ver que la vida es individual, que todas las acciones que lleven a cabo traerán una consecuencia para ellos y en éste caso, me parece que el mejor método de enseñanza es a través del ejemplo. 

Ahora en la actividad que llevo a cabo como un apoyo para el mercado de seguros en la resolución de conflictos haciendo negociaciones, mediaciones y conciliaciones, porque en el arbitraje las reglas del juego son totalmente otras, a veces me cuesta trabajo enfrentar ciertas situaciones y actitudes, entonces haciendo una analogía entre la problemática que estoy enfrentando, me da muy buen resultado imaginarme que estoy sobre el lomo de un caballo que de repente me hace un extraño y hay que controlar la situación, entonces, recuerdo ésta maravillosa frase que dice:  “Tan suave como sea posible, tan firme como sea necesario”.

  

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  “La abeja no está diseñada para volar”.

En la NASA, tienen colgado un cartel de unas abejas donde se lee lo siguiente: 

“Aero-dinámicamente, el cuerpo de una abeja no está hecho para volar; lo bueno es que la abeja no lo sabe”. 

La ley de la física dice que una abeja no puede volar. Cada principio aerodinámico dice que la amplitud de sus alas es muy pequeña para conservar su enorme cuerpo en vuelo, pero una abeja no lo sabe, ella no conoce nada de la física ni su lógica y vuela de todas formas.

 

¿No creen que eso es lo que todos debiésemos hacer? Así como la abeja desafía la gravedad y vuela , nosotros debiésemos prevalecer en cada instante ante cualquier dificultad y ante cualquier circunstancia, a pesar de lo que digan, a  pesar de cualquier pronóstico.  Simplemente desafiar constantemente a las circunstancias.

Me imagino hipotéticamente y sólo por diversión, lo que sucedería en una reunión de aves  y de insectos, en la que pudiesen expresarse y  en la que antes de conocer las posibilidades reales de vuelo de cada especie, estuviesen discutiendo lo que cada una pensaba hacer, al momento de desplazar sus alas. 

Me imagino cómo serían objeto de burlas y bulling, por ejemplo: El Colibrí, cuando dijera que intentaría  batir sus alas entre 50 y 80 veces por segundo y que en ocasiones, cuando se trate de impresionar a una hembra las batiría hasta 200 veces por segundo. 

El Colibrí, no solamente bate las alas hacia abajo como las demás aves, sino también hacia arriba y  horizontalmente para lograr mantenerse en equilibrio en un sólo punto estático, y para poder desplazarse no solamente hacia adelante, sino hacia atrás , hacia abajo, hacia arriba  y no depende de la velocidad del viento. 

No bueno,  ¿y donde dejaríamos a la pobre abeja? A la Abeja, la empezarían a bulear sin necesidad de que tratara de explicara nada de lo que pensaba hacer, simplemente con verla.

 Al verla, otros insectos y aves se reirían de ella y seguramente le dirían: ¿ De verdad , piensas que vas a poder volar con esas alitas, teniendo ese volumen y ese peso de tu cuerpo? 

Pero como dice el cartel de la Nasa, a la abeja la tiene sin cuidado que todos los principios de la aerodinámica  digan que no tendría posibilidades de volar. Bueno ni siquiera los conoce.

 ¿No valdría la pena ser un poco como las abejas e ir por todas, sin siquiera hacer caso de las expectativas?

Me pregunto a cuántas posibilidades renunciamos por limitaciones que nos hemos auto-impuesto? Solamente porque hemos concluido desde antes de ni siquiera hacer un intento que no somos capaces, o que es muy complicado, o peor aún, hemos decretado que es  imposible hacer tal cosa . O incluso, que no lo merecemos o simplemente, que no es para nosotros.

Tenemos que cambiar el chip y quizás ser un poco más ingenuos u optimistas e intentar más cosas. 

Por qué no hacer como las abejas que sin importar el tamaño de nuestras alas, busquemos alzar el vuelo y disfrutemos del polen de la vida. ?

Las limitaciones que nos auto-imponemos son muchas, y son enormes, simplemente porque alguien lo dijo en el pasado, porque durante años se ha pensado que no es posible o por cualquier otra causa. 

¿A cuántas posibilidades hemos renunciado por miedo? Por miedo a intentarlas, por miedo a la crítica, por miedo al ridículo, por miedo al que dirán. 

 Creo que es hora de tomar todas las enseñanzas que nos ofrece la Naturaleza de manera gratuita y dejar de hacer caso a muchas ideas preconcebidas que nos limitan. 

Intentemos al menos. Hagamos ensayos de prueba y error, pero no renunciemos a intentar hacer cosas por un simple prejuicio, que muchas veces, ni siquiera sabemos quién lo sembró en nuestra mente. 

Pensemos que el fracaso es solamente una capacitación para el éxito y no nos auto-limitemos, vayamos por todas, así al menos el día que nuestro corazón deje de funcionar, no diremos: “ Al menos lo hubiera intentado”.

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“En el Viaje de la Vida, Tú eres,  tu propio Sherpa”.

En la India en la región del Tíbet, en donde existen áreas  verdaderamente inhóspitas y peligrosas se  acostumbra que los viajeros que desean visitar ciertos lugares, se hagan acompañar de un guía, con un alto conocimiento de la región y de sus peligros, que es llamado “Sherpa”.

Los Sherpas son individuos con un conocimiento a profundidad de la zona, de los peligros que en ella es posible enfrentar y están preparados para lograr el objetivo de guiar con bien a los visitantes. En la actualidad existen como 190,000 sherpas y se han ganado a pulso el mote de Súper Hombres o Héroes del Everest.

Un Sherpa jamás sabe si va a regresar de un viaje, salvan miles de vidas y muchos pierden la vida en su actividad.

En la segunda mitad del siglo pasado, se empezó a hacer cada vez más común que muchos escaladores intentaran subir el Everest y hoy en día es usual que mucha gente ( Algunos bien preparados y otro no tanto) lo intenten y por el hecho de tener recursos para hacerlo arriesgan su vida y la de los sherpas en su intento, ya que si un sherpa se contrata para guiar a una o más personas, hará lo imposible, incluso arriesgar su propia vida para llevar a buen destino a sus guiados.

A mí me encanta la historia de un Sherpa que fue contratado para acompañar a un individuo que haría una travesía especialmente peligrosa y cuando se encontró con el viajero, le explicó que antes de emprender el viaje, 

era necesario permanecer en esa población por un tiempo y prepararse para el viaje. 

El viajero accedió, siguiendo las instrucciones del Sherpa y después de comprar juntos las provisiones que requerirían, se dispusieron a sentarse plácidamente en un parque.

El viajero esperaba que el Sherpa le diera un sin fin de instrucciones, sin embargo el Sherpa permaneció en silencio por un lapso considerable de tiempo y el viajero lo observó.

En lugar de esa instrucción tan importante como lo esperaba el viajero, el Sherpa solamente comenzó a platicar lo que habían sido sus primeros años de vida, explicando con gran detalle una estremecedora historia, en la que con lujo de detalles, le compartió las tragedias que vivió de niño viendo morir a sus familiares asesinados  a manos de criminales.

Después, ambos permanecieron en silencio hasta que el viajero sin más se animó a preguntarle: ¿Por qué me cuentas todo esto?

El Sherpa después de unos minutos de silencio, simplemente le respondió: 

Mañana y durante largas y difíciles semanas, tu pondrás tu vida en mis manos, es bueno que al menos sepas quien soy y en manos de quien estás poniendo tu vida.  

Es ampliamente conocida la analogía de asemejar esta vida con un larguísimo viaje, lleno de vicisitudes. Solamente que este viaje es muy diferente. Si bien podemos tener diferentes compañeros en esta vida, algunos temporales, otros con los que compartimos grandes travesías del trayecto, incluso algunos a los que llamamos compañeros de vida, como podría ser nuestra pareja,  la realidad es que este “Viaje de la Vida”,  es peculiarmente distinto. 

Aquí generalmente tenemos ciertos guías como lo pueden ser nuestros padres y maestros, quienes nos van a ayudar a prepararnos para el trayecto, pero más tarde o más temprano, deberemos seguir el viaje dependiendo sólo de nosotros. Claro está que existen algunos que quieren un Sherpa, del cual no despegarse en todo el trayecto y que este los guíe hasta el final, pero eso, es prácticamente imposible. 

Queramos verlo o no, esta vida es individual, existe la “Ley de Individualidad”, y nadie puede pensar y aprender por nosotros, ya sea que lo aceptemos o no, en esta vida llegará el momento en que estaremos por nuestra cuenta, y mientras más pronto lo entendamos y más nos preparemos, más fácil se nos hará el recorrido y resolver cualquier dificultad que se nos presente. 

 Sí, en esta Vida, lo quieras o no, Tú eres tu propio Sherpa. 

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¿Cómo vas con tu sueño?

Todos tenemos sueños.  Todos tenemos, por lo menos, un sueño y generalmente es:  “Lo que queremos ser en la Vida” y tenemos todos, derecho a cumplirlo.

Cuando somos niños es común que digamos: «cuando sea grande, voy a ser tal o cual cosa». Aquél que se mantiene firme en su pensamiento y lo logra ¡bien por él!  Sin embargo, la mayoría de nosotros, por una causa o por otra, lo vamos modificando al cabo de los años y difícilmente mantenemos el mismo sueño que tuvimos de pequeños.

Cuando decidí dejar el fútbol a los 21 años, quería una vida mejor y más segura y seguí el patrón de la época, que era: consigue un trabajó en una empresa sólida y crece en ella para desarrollarte, al menos ése era el consejo de nuestros padres. 

A los 28 años puse un negocio que se desarrolló dentro de sus posibilidades y hoy continúa.  Me dediqué a desarrollarme dentro de las compañías de seguros y tuve lo que deseaba: desarrollo, reconocimiento y una vida estable, digamos, de muy buen nivel. 

Sin embargo, con el tiempo, no me resultó suficiente. Yo sentía que mi vida daba para más.  Tardé años en vencer el temor de soltar la liana y volar por mi cuenta.  Hace 4 años dejé de vender mi trabajo a una empresa y tomé la decisión de abandonar esa seguridad, para dedicarme por mi cuenta, a cosas que me agradan, pero sobre todo, con propósito.   

Afortunadamente sigo con una vida estable, sin el cheque mensual y las prestaciones.  Si comparo mi ingreso inestable de hoy con el que intercambiaba por mi libertad, es muy similar en cuanto a montos brutos, ya que a veces el actual es más alto y a veces no, pero sumando los cuatro años, me doy cuenta que cambié el miedo por la libertad, la aparente seguridad por la excitante flexibilidad, una rutinaria actividad de resolución de problemas dentro de un contexto específico por administrar mis tiempos dedicado a actividades a mi gusto, a mi ritmo, pero con la gran diferencia de que cada cosa que elijo hacer me alimenta interiormente.

En mi tiempo y en mi actividad ahora mando yo.  Yo construyo mi agenda y elijo el camino que tomo cada día, para «hacer cosas con propósito», ya sea que sean productivas para mí o que sean filantrópicas.  Lo más importante es que ahora, soy mucho más feliz. 

No tengo seguros el alpiste y agua en mi recipiente, pero tampoco tengo jaula y eso vale más que cualquier otra cosa.  Ahora vuelo en libertad, no solo para buscar alimento, sino para disfrutar el vuelo.

 

Hoy que acabo de cumplir 60 años, veo la vida diferente y no cambiaría mi libertad por nada del mundo. Me han endulzado el oído en varias ocasiones,  ofreciéndome posiciones a todas luces interesantes, pero lo que me ofrece la libertad de decidir qué hacer cada mañana, no tiene precio 

Por otro lado, tampoco me arrepiento de no haberlo hecho antes, porque todo, absolutamente todo es experiencia y aprendizaje. Tengo claro, que si no hubiera sido por temor, hubiera salido de la jaula mucho antes y definitivamente sé, estoy plenamente consciente que seguiré luchando día a día por soñar y cumplir mis sueños, pero volando en libertad.

Nadie experimenta en cabeza ajena; requerimos vivir las cosas poco a poco, para tomar el valor de enfrentar la vida a nuestra manera, no del modo que lo hemos venido haciendo “porque así fueron dándose las cosas”.

El actor Peter Dinlange, por muchos conocido como Tyrion Lannister, dio un discurso hermoso que puedes ver en la Web como “Fracasa mejor” o como “Dont wait” , en el que habla de que él espero mucho, pero que tomó la decisión de ir por su sueño a los 29 años. 

Todos requerimos definir y redefinir nuestro sueño una y otra vez y luchar por ello. Hay quien nunca vence el temor y habemos otros que nos tardamos nada más 34 años de nuestra vida profesional y llegar a la edad de 56 años para hacerlo. Benditos aquéllos que lo hacen pronto y benditos también los que se tardaron, no hay recetas, ni fórmulas, todo tiene su momento.

Es bueno estar en la realidad y trabajar fuerte para lograr ciertas metas.  Sin embargo, nunca debemos dejar de soñar, de definir claramente nuestros sueños y de luchar cada día, si no de manera directa, al menos con acciones que nos acerquen diariamente a ellos. 

El temor siempre estará presente, pero hay que cobrar valor para arrancar, no importa si tienes 20, 40 o incluso 60 años como yo. Si no es algo que traigas en el radar, te pregunto: ¿Te acuerdas de tus sueños de niño?¿son los mismos que tienes ahora?  Lo sean o no, seguramente tienes un sueño de lo que quieres ser y entonces te pregunto: ¿Cómo vas con eso? 

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    “Los Dos Papas” 

Querido lector, si no has visto la película “Los Dos Papas”, te la recomiendo, pero, no leas este artículo hasta que la veas, para no echártela a perder.

Ya que lo hayas hecho, quizás coincidas en algunos de mis comentarios o difieras de ellos. En cualquiera de los casos, me encantaría que me dieras tu opinión en el Blog www.carlos-molinar.com

Llevaba semanas con la idea de ver la película 

en Netflix, hasta que por fin pude hacerlo el pasado fin de semana y en verdad la disfruté mucho. 

Tengo ya muchos años de estar alejado de la iglesia católica como practicante, no así de la espiritualidad, ni de las enseñanzas de Jesucristo.

En alguna ocasión que escribí un tema relacionado con la iglesia que titulé “La  Iglesia en Manos de Lutero”, levanté una polvareda terrible, lo cual, no es mi intención repetir, pero sí quiero comentarles en este artículo algunos aspectos que me parecieron interesantes de la historia. 

Nunca se sabrá cómo es que sucedieron las cosas con exactitud, pero en lo personal, la manera como lo presenta el escritor  Anthony Mc Carten y el Director Fernando Meirelles me parece que encierra mensajes que nos pueden servir y hacernos reflexionar y la actuación de los artistas  Jonathan Pryce y Anthony Hopkins que encarnan a tan importantes personajes me pareció excelente.  

Quise verla, por la simpatía y admiración que siento por el Papa Francisco I. Me intrigaba también, ¿cómo plasmarían en ella, tan especial y trascendental situación como lo fue la renuncia del Papa Benedicto XVI y la relación entre él y su sucesor Francisco I ?. 

A reserva de que lo que se presenta pudo ser verdad o sólo la imaginación del Guionista y del director, ambos personajes los veo alineados a la imagen que tengo de ellos. 

La historia plantea los encuentros de dos personajes que son el agua y el aceite, pero que teniendo un mismo Amor (Jesucristo y la Iglesia Católica) tienen pensamientos tan divergentes que un inicio pareciera que van a ser francamente incompatibles. 

En cuanto al Papa Francisco I ( Jorge Bergoglio) en su calidad de Cardenal,  me gusta como lo describen, pues refleja la calidad de persona que tiene, su tesón, sencillez y su gran humanismo.

Por su parte al Papa Benedicto XVI ( Joseph Ratzinger) lo describen con esa fuerza que le caracteriza.  Una persona de una pieza que ha sido considerado el Guardian de la Fé, con una formación estricta y que siempre ha velado por defender las formas, tradiciones y las bases de la iglesia católica, una persona siempre enfocada en el “deber ser”.

Lo que me gusta de la historia es que plantea dichos encuentros entre ambos derivado de una intención del Cardenal Bergoglio de renunciar a su cargo con miras a retirarse a dirigir una pequeña parroquia de algún pueblo de su natal Argentina, y llega al Vaticano en la búsqueda de la necesaria aprobación del papa Benedicto XVI, para lograr su objetivo…. renunciar al Cardenalato. 

Por su parte el Benedicto XVI intuye dicha renuncia como un acto de rebeldía y de cierta protesta. Obviamente no quiere aceptar dicha renuncia porque piensa que va a ser una afectación para la Iglesia. 

El autor presenta unos supuestos primeros encuentros en los que claramente manifiestan las posiciones de ambos  en situaciones de clara controversia y el Cardenal es fuertemente cuestionado por el Papa. Eso los lleva a discusiones que son interesantes por la relevancia de los temas y la contraposición de pensamientos. 

Conforme se van dando dichos encuentros el autor me sugiere que el Papa Benedicto XVI -que en un principio no gusta nada del estilo del Cardenal Bergoglio-  va profundizando con él y tratando de entenderlo… lo que en principio, le cuesta trabajo por su manera de ser y va evaluando cosas que lleva meses tratando de descifrar.

Lo interesante es que el autor supone una situación en la que los intereses de ambos están encontrados y en esa lucha por obtener cada uno su objetivo, no solamente ahondan en su manera de pensar, sino que nos lleva a la conclusión de que ambos tienen una transformación de su pensamiento original y el resultado de una u otra forma es que ambos terminan por aceptar una realidad que no tenían planeada lo hacen por ese amor que tienen a Cristo y a su Iglesia. 

El autor también nos lleva a que ambos terminan apoyándose mutuamente en sus fuertes tribulaciones personales, a través de esas discusiones que terminan convirtiéndose de alguna manera en el sacramento de la confesión, que les permite descargarse uno con el otro. 

El autor presenta las tremendas guerras internas que tiene cada uno cuando inician esos encuentros  de la siguiente manera: 

Por lo que se refiere al Cardenal Bergoglio, sus remordimientos y la culpa que le generaba los cuestionamientos que siempre tuvo en la Argentina, por haber elegido no dar una pelea frontal a la Dictadura. 

En su visión, era la manera de salvar muchas vidas. Yo coincido y me parece que el tiempo le dio la razón. 

Hay una escena maravillosa en la que una vez pasada la terrible época de la dictadura, le toca al Cardenal Bergoglio celebrar  la misa, junto al sacerdote jesuita Francisco Jalics, quien había sido su segundo en la orden Jesuita y el cual había salvado la vida de milagro, ya que a la mayoría que mantuvieron esa postura los habían torturado y matado. 

Posteriormente se reconcilian y en plena misa al darse la paz se dan un abrazo maravilloso de perdón mutuo. Sin embargo hay otros de sus allegados que no corrieron con la misma suerte, jamás comprenden la postura inteligente del Cardenal en ese entonces y por ende jamás le perdonan.  

Por su parte las tribulaciones del Papá Benedicto XVI la presentan como un gran cuestionamiento que se hace a sí mismo referente a si hizo lo suficiente al tratar de poner orden en situaciones complejas y muy criticadas de la iglesia y por otra parte la gran duda que llevaba cargando por varios meses por sentir que no estaba  logrando el cambio que requería la Iglesia, a través del camino que pensaba. 

El tema es que se hace un guión y una película sobre un hecho insólito que llevaba varios siglos sin ocurrir y que nadie pensábamos que se pudiera dar. 

sin duda esto requirió de una decisión difícil y valiente del Papa Benedicto XVI y que conforme a las formas y procedimientos de la iglesia lleva al Cardenal Bergoglio a convertirse en Papa, cuando lo que él buscaba era alejarse de los reflectores y retirase a una pequeña parroquia. 

Si algo o nada de lo que plantea la película es verdad, difícilmente lo sabremos, sin embargo quiero quedarme con las partes positivas de la historia, mismas que siempre podrán ser una enseñanza de vida, claro, para aquel que lo quiera ver así. 

Pope Francis chats with retired Pope Benedict XVI at the retired pope's home at the Mater Ecclesiae monastery at the Vatican June 30. (CNS photo/L'Osservatore Romano) See SUMMER-POPES June 30, 2015.

Pope Francis chats with retired Pope Benedict XVI at the retired pope’s home at the Mater Ecclesiae monastery at the Vatican June 30. (CNS photo/L’Osservatore Romano) See SUMMER-POPES June 30, 2015.

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                              Hilvanado sueños”

 

 

Definitivamente estoy convencido que “los sueños no se hacen realidad”.  Somos nosotros los que los vamos tejiendo, hilvanando… poco a poco les vamos dando forma. Sí, para mí es una realidad.

 

Alguien dijo una vez: “los adolescentes de hoy piensan que la vaca da leche y les tengo una mala noticia, las vacas no dan leche”.

 

Posteriormente, aclaró:  “Si el granjero no se levanta a las 4 de la mañana a preparar todo para que finalmente después de unas horas de arduo trabajo, pueda sentarse en su banquito a ordeñar a la vaca ¡desde luego que no habrá leche!

 

Existe un proceso que vale la pena conocer, en la materialización de los sueños.

 

Los sueños se vislumbran, se tienen, se disfrutan y luego vienen varios pasos importantísimos en el proceso, en los que cada quien decide si se archiva manteniéndose como un sueño más o se trabaja en él, para ir hilvanando poco a poco ese sueño en la realidad, hasta que después de muchos pasos, en los que reiteradamente aparecen las dudas, el temor, la indecisión y muchos otros factores, se van tomando decisiones en esa dicotomía, ya sea para archivarlo o seguir adelante con su realización.

 

Si decidimos seguir adelante, un día aparece frente a nosotros, materializado, hermoso y real.

 

Si miramos hacia atrás, veremos como nació, como se fue gestando y como fuimos avanzando paso a paso. Incluso podremos distinguir los momentos de verdad en los que lo pudimos haber abandonado. Sin embargo, seguimos adelante tomando decisiones difíciles y, muchas veces, valientes, para que algún día, dejara de ser sueño y se cristalizara.

 

Es un proceso maravilloso. Los sueños no se hacen realidad ¡los hacemos realidad nosotros!

 

Elige muy bien tus sueños y trabaja fuerte en ellos; decide en cada paso del proceso si lo archivas, lo mantienes como tal o si decides trabajarlo, e hilvanarlo paso a paso, para hacerlo realidad.

 

¡Tú tienes la batuta! Tu decides porque, por supuesto… ¡son tus sueños!

 

 

“Tu mayor aventura es vivir la vida de tus sueños”.

                     

                                               Oprah Winfrey

Living with your Baggage Packed

Some years ago, I took a Human Development course, where they shared life lessons that posed different types of paradigms than those we are used to.

One of those concepts made an impact on me and that was the one that referred to the process through which suffering is generated. Simply put, we can say that suffering originates or comes about due to a person’s attachment to people and things.

While reflecting on this issue, I remembered a story in which a person goes in search of a Guru (Spiritual teacher) so as to obtain knowledge about life, for this person was famous for his wisdom and was praised by many because of this.

He inquired where the Guru lived and after a long journey, he found a lonesome road that seemed to lead nowhere. He was surprised to find a small country house consisting of only one room, but he was even more surprised when the person inhabiting the small house kindly invited him in. Inside, there were only a few plain pieces of furniture, such as a small bed, a chair, a table and on top of it a candle and a notebook.

He couldn’t hide his surprise when he realized that this man with such great wisdom and fame lived in such a simple manner. In his mind he had imagined this man living in a big house with many books and belongings. He then started the following dialogue:

Person:​Really? Do you live here?

Guru:​​Yes

Person:​But where are all your belongings?

Guru:​​And where are yours?

Person:​I’m just passing through

Guru:​​So am I

It seems to me that human beings have an imbedded need to feel secure, to have, to belong.

They need to feel they belong to a certain place, a family, a community, making it hard to imagine themselves otherwise. However, we should be aware that in this lifetime nothing is permanent, and that the only constant is change.

There is a phrase that I like very much and that I used many times while delivering conferences in the corporate world. Whenever I had the opportunity to talk to people whom I felt were too attached to their position inside the firm, I would use my phrase “We should learn how to always live with our baggage packed”. With that being said, I tried to explain to them that even though it is fine to be passionate about your work, and to put the company´s colors, we cannot set aside the fact that there are a thousand variables that can topple your current reality.

Probably, it is more suitable to see life not as something that never changes but rather as something that is temporary.

It is better to know that we’re just passing by so as to avoid getting attached, striving not to hold on to anything, therefore allowing us to enjoy life, instead of storing up on things, setting aside our joy for later.

Nothing is permanent, not even us!

Vivir con las maletas hechas …

Hace algunos años tomé un curso de desarrollo humano, en el que se compartían enseñanzas de vida, que planteaban paradigmas diferentes a los que estamos acostumbrados. Uno de esos conceptos me impactó y se refería al proceso a través del cual se genera el sufrimiento.

Para explicarlo de una manera sencilla basta decir que el sufrimiento se origina comúnmente por el apego a las personas o a las cosas.

Reflexionando un poco sobre el tema, recordé una historia en la que un individuo se va en busca de un Gurú (Maestro) para tratar de obtener conocimiento de vida, dado que mucha gente hablaba de la sabiduría de dicho personaje.

Después de un largo viaje y de preguntar por la casa donde vivía, al final de una vereda poco transitada y que no parecía llevar a algún poblado o ciudad, se sorprendió al encontrar una pequeña y rústica construcción, que constaba de una sola habitación y se sorprendió aún más cuando dicho individuo amablemente lo recibe y al hacerlo pasar, se percata de que en el interior no había más que mobiliario sencillo que constaba de una pequeña cama, una silla, una mesa, una vela y una libreta de apuntes.

Sin poder ocultar su sorpresa por el hecho de que un individuo con tal sabiduría viviera de una manera tan sencilla, ya que se hubiese imaginado que tendría por vivienda un lugar con muchos libros y que además contaría con muchas pertenencias.

Inició de manera natural el siguiente dialogo:

Persona:​¿Cómo? ¿Tu vives aquí?
Gurú:​​Sí.
Persona:​Pero, ¿dónde están tus cosas?.
Gurú:​​¿Y dónde están las tuyas?
Persona:​Es que yo estoy de paso.
Gurú:​​Yo también.

Me parece que el ser humano tiene una muy arraigada necesidad de seguridad, de poseer y de pertenecer.

De pertenecer a un lugar, a una familia, a una comunidad y que es difícil imaginarse sin ningún vínculo de esta naturaleza. Sin embargo, más nos valdría hacer consciencia de que en esta vida no hay nada permanente y que la única constante es el cambio.

Hay una frase que me gusta mucho y solía utilizar en el mundo corporativo, cuando hablaba con gente que me tocó dirigir y que en mi opinión, las sentía demasiado aferradas a la posición que ocupaban en la empresa. Dicha frase reza: «Debemos aprender a vivir con las maletas hechas». Con ello, yo intentaba explicar a la gente que si bien hay que ponerse la camiseta de la empresa para la que se trabaja y entregarse con pasión a la tarea, no podemos dejar de ver que existen mil y un imponderables que pueden dar un vuelco a la situación actual.

Es posiblemente más congruente ver la vida, no como un estado inmutable y tratar de vivir conscientes de que todo es temporal.

Es mejor saber que estamos de paso y evitar el apego, aspirando a no aferrarnos a nada. Esto nos llevará a disfrutar, en vez de medir o atesorar, posponiendo el gozo para después.

Nada es permanente. Nosotros incluso, en este plano de la vida, ¡somos temporales!

«Vivir con las maletas hechas»

«Vivir con las maletas hechas»
Hace algunos años tomé un curso de desarrollo humano, en el que se compartían enseñanzas de vida, que planteaban paradigmas diferentes a los que estamos acostumbrados, uno de esos conceptos me impactó y se refería al proceso a través del cual se genera el sufrimiento.

Para explicarlo de una manera sencilla basta decir que el sufrimiento se origina comúnmente por el apego a las personas o las cosas

Reflexionando un poco sobre el tema, recordé una historia en la que un individuo que se va en busca de un Gurú (Maestro) para tratar de obtener conocimiento de vida, dado que mucha gente hablaba de la sabiduría de dicho personaje.

Después de un largo viaje y de preguntar por la casa donde vivía, al final de una vereda poco transitada y que no parecía llevar a algún poblado o ciudad, se sorprendió al encontrar una pequeña y rústica construcción, que constaba de una sola habitación y se sorprendió aún más cuando dicho individuo amablemente lo recibe y al hacerlo pasar, se percata de que en el interior no había más que un mobiliario sencillo que constaba de una pequeña cama, una silla , una mesa, una vela y una libreta de apuntes.

Sin poder ocultar su sorpresa por el hecho de que un individuo que contaba con tal sabiduría viviera de una manera tan sencilla, ya que se hubiese imaginado que tendría por vivienda un lugar con muchos libros y que además contaría con muchas pertenencias. Inició de manera natural el siguiente dialogo:

¿Cómo? ¿Tu vives aquí?
El Gurú: Sí.
Pero, ¿donde están tus cosas?.
El Gurú: ¿Y donde están las tuyas?
Es que yo estoy de paso.
El Gurú: Yo también.

Me parece que el ser humano tiene muy arraigada una necesidad de seguridad, de poseer y de pertenecer.

De pertenecer a un lugar, a una familia, a una comunidad y que es difícil imaginarse sin ningún vínculo de ésta naturaleza. Sin embargo más nos valdría hacer consciencia de que en ésta vida no hay nada permanente y que la única constante es el cambio.

A mí hay una frase que me gusta mucho y solía utilizar en el mundo corporativo, cuando hablaba con gente que me tocó dirigir y que en mi opinión, las sentía demasiado aferradas a la posición que ocupaban en la empresa. Dicha frase reza: «Debemos aprender a vivir con las maletas hechas»

Con ello, yo intentaba explicar a la gente que si bien hay que ponerse la camiseta de la empresa para la que se trabaja y entregarse con pasión a la tarea, no podemos dejar de ver que existen mil y un imponderables que pueden dar un vuelco a la situación actual.

Es posiblemente más congruente ver la vida, no como un estado inmutable y tratar de vivir conscientes de que todo es temporal.

Es mejor saber que estamos de paso y evitar el apego, aspirando a no aferrarnos a nada. Lo cual, nos llevará a disfrutar, en vez de medir o atesorar, posponiendo el gozo para después.

Nada es permanente. Nosotros incluso, en éste plano de la vida, somos temporales!


¿Cómo vas con tu sueño?
Todos tenemos sueños. Todos tenemos, por lo menos, un sueño y generalmente es: “Lo que queremos ser en la Vida” y tenemos todos, derecho a cumplirlo.

Cuando somos niños es común que digamos: «cuando sea grande, voy a ser tal o cual cosa». Aquél que se mantiene firme en su pensamiento y lo logra ¡bien por él! Sin embargo, la mayoría de nosotros, por una causa o por otra, lo vamos modificando al cabo de los años y difícilmente mantenemos el mismo sueño que tuvimos de pequeños.
Cuando decidí dejar el fútbol a los 21 años, quería una vida mejor y más segura y seguí el patrón de la época, que era: consigue un trabajó en una empresa sólida y crece en ella para desarrollarte, al menos ése era el consejo de nuestros padres.

A los 28 años puse un negocio que se desarrolló dentro de sus posibilidades y hoy continúa. Me dediqué a desarrollarme dentro de las compañías de seguros y tuve lo que deseaba: desarrollo, reconocimiento y una vida estable, digamos, de muy buen nivel.

Sin embargo, con el tiempo, no me resultó suficiente. Yo sentía que mi vida daba para más. Tardé años en vencer el temor de soltar la liana y volar por mi cuenta. Hace 4 años dejé de vender mi trabajo a una empresa y tomé la decisión de abandonar esa seguridad, para dedicarme por mi cuenta, a cosas que me agradan, pero sobre todo, con propósito.
Afortunadamente sigo con una vida estable, sin el cheque mensual y las prestaciones. Si comparo mi ingreso inestable de hoy con el que intercambiaba por mi libertad, es muy similar en cuanto a montos brutos, ya que a veces el actual es más alto y a veces no, pero sumando los cuatro años, me doy cuenta que cambié el miedo por la libertad, la aparente seguridad por la excitante flexibilidad, una rutinaria actividad de resolución de problemas dentro de un contexto específico por administrar mis tiempos dedicado a actividades a mi gusto, a mi ritmo, pero con la gran diferencia de que cada cosa que elijo hacer me alimenta interiormente.

En mi tiempo y en mi actividad ahora mando yo. Yo construyo mi agenda y elijo el camino que tomo cada día, para «hacer cosas con propósito», ya sea que sean productivas para mí o que sean filantrópicas. Lo más importante es que ahora, soy mucho más feliz.

No tengo seguros el alpiste y agua en mi recipiente, pero tampoco tengo jaula y eso vale más que cualquier otra cosa. Ahora vuelo en libertad, no solo para buscar alimento, sino para disfrutar el vuelo.

Hoy que acabo de cumplir 60 años, veo la vida diferente y no cambiaría mi libertad por nada del mundo. Me han endulzado el oído en varias ocasiones, ofreciéndome posiciones a todas luces interesantes, pero lo que me ofrece la libertad de decidir qué hacer cada mañana, no tiene precio

Por otro lado, tampoco me arrepiento de no haberlo hecho antes, porque todo, absolutamente todo es experiencia y aprendizaje. Tengo claro, que si no hubiera sido por temor, hubiera salido de la jaula mucho antes y definitivamente sé, estoy plenamente consciente que seguiré luchando día a día por soñar y cumplir mis sueños, pero volando en libertad.

Nadie experimenta en cabeza ajena; requerimos vivir las cosas poco a poco, para tomar el valor de enfrentar la vida a nuestra manera, no del modo que lo hemos venido haciendo “porque así fueron dándose las cosas”.

El actor Peter Dinlange, por muchos conocido como Tyrion Lannister, dio un discurso hermoso que puedes ver en la Web como “Fracasa mejor” o como “Dont wait” , en el que habla de que él espero mucho, pero que tomó la decisión de ir por su sueño a los 29 años.

Todos requerimos definir y redefinir nuestro sueño una y otra vez y luchar por ello. Hay quien nunca vence el temor y habemos otros que nos tardamos nada más 34 años de nuestra vida profesional y llegar a la edad de 56 años para hacerlo. Benditos aquéllos que lo hacen pronto y benditos también los que se tardaron, no hay recetas, ni fórmulas, todo tiene su momento.

Es bueno estar en la realidad y trabajar fuerte para lograr ciertas metas. Sin embargo, nunca debemos dejar de soñar, de definir claramente nuestros sueños y de luchar cada día, si no de manera directa, al menos con acciones que nos acerquen diariamente a ellos.

El temor siempre estará presente, pero hay que cobrar valor para arrancar, no importa si tienes 20, 40 o incluso 60 años como yo. Si no es algo que traigas en el radar, te pregunto: ¿Te acuerdas de tus sueños de niño?¿son los mismos que tienes ahora? Lo sean o no, seguramente tienes un sueño de lo que quieres ser y entonces te pregunto: ¿Cómo vas con eso?