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¿Y si hacemos un muñeco?

Ana_Frozen

Una de las cosas  maravillosas de tener «hijos geriátricos” o lo que algunos de mis amigos llaman «hijos nietos», porque ahora que empiezo la carrera del “abuelaje” con los nietos de verdad y le hago finalmente el honor al apodo que mi padre me puso cuando tenía sólo 5 años y se me quedó para toda la vida: «El abuelo», tengo todavía hijos de 7 y 5 años, resultado de que decidí volver a empezar  y hacer  un segundo matrimonio; es que nos obliga a rejuvenecer a fuerza, y hacer cosas que de otra manera no haríamos, como ir al cine a ver películas de niños. 

 

Ahora una de las películas de niños de moda y que ha tenido gran éxito es » Frozen» (Una aventura congelada) la cual muestra que la magia de Disney sigue vigente y trata de una historia de amor muy bonita que no es sobre el amor de pareja, sino del amor entre dos hermanas.

 

 En esta bella historia hay como en muchas  películas de Disney momentos mágicos, en los que en el marco de una canción engloban toda una historia cargada de hermosos mensajes, sentimientos y enseñanzas de vida y definitivamente en “Frozen” no es la excepción.

 

En la película aún cuando mezclan algunas situaciones que caen en el mundo de la fantasía, tienen la habilidad de darles el toque de realidad y la enseñanza que siempre la vida tiene para ofrecernos.

 

Entonces en la película como en la vida, suceden cosas que de una manera u otra separan a las hermanas en contra de su voluntad, pero la magia del amor permanece y termina por vencer cualquier situación.

 

Pero ese momento mágico al que me refiero se plasma en una bonita canción que se llama : ¿Y si hacemos un muñeco?,   ya que una vez que las hermanas no pueden gozar de estar juntas, la hermana menor sin comprender el motivo por el cual su hermana se aleja en contra de su voluntad , la busca una y otra vez inventando cualquier pretexto y sugiriendo todo lo que se le ocurre para tratar de convencer a su hermana de salir de su habitación para jugar con ella, sin saber que su hermana daría cualquier cosa por poderlo hacer y la invitación más poderosa que puede hacerle es invitarla a jugar con ella como solían hacerlo al hacer un muñeco de nieve.

 

Más tarde cuando crecen, la hermana menor sigue insistiendo y siempre vuelve a la carga tratando de convencer a su hermana de pasar tiempo juntas y al no encontrar la fórmula para convencer a su hermana, la sugerencia vuelve a ser la reiterada invitación: ¿Y si hacemos un muñeco? 

 

En la vida real también suceden cosas que separan físicamente a las hermanas y por más complicadas que sean las cosas, jamás nada, nada, podrá vencer el amor que se profesan las dos hermanas. Mis adoradas hijas Mariana y Ximena también vivieron una separación cuando apenas estaban en etapa de formación y al igual que las pequeñas de la película, aún queriendo estar juntas, la vida les tiró los dados de manera que tuvieron que tomar caminos separados, pero nunca dejaron de amarse y de procurar apoyarse en todo momento.

 

Hoy día, Ximena ya casada y con una pequeña y Mariana a unos días de casarse y emprender su propia aventura, llevan casi 10 años viviendo separadas.  Y la magia aparece nuevamente cuando se invitan mutuamente a pasar unos días solas en Cuernavaca, en un hotel al que solíamos ir cuando eran pequeñas para vivir un espacio para ellas dos.

 

No puedo dejar de darle gracias a la vida porque veo día a día como se siguen amando y apoyando en toda situación. Me siguen sorprendiendo por la grandeza de sus corazones y me siguen enterneciendo y maravillando con hermosos detalles para su Marisa su madre, para Tanya mi esposa, para mis hijos Emilio y Natalia (sus hermanos), para mi nieta Maria y por supuesto para mí.

Por eso, ahora que estoy  en mi oficina escribiendo estas líneas y me llega un mensaje de mis hijas adjuntando una fotografía de la mesa que están compartiendo en el jardín del hotel, disfrutando de “estar con la hermana adorada”, en un espacio que ambas están conscientes que no han tenido desde hace 10 años y que no se volverá a presentar en la misma circunstancia y me adjuntan un mensaje que dice: “Sólo nos faltas tú”, no puedo más que dejar fluir las lágrimas y dar gracias a la vida, por tanto y tanto amor.

 

 

 

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