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Argentina te quiero y no te quiero perder (Un mensaje que sacude)

Ahora que estamos viviendo en México cosas nuevas de nuestra incipiente democracia, apenas a un par de meses del cambio de gobierno, en el que entra el partido que muchos mexicanos jurábamos no volvería, pero que ahora viene más fuerte que nunca, después de 12 años de un «Panísmo» que dejó mucho que desear, que cumplió mucho menos de lo que prometió, pero sobre todo, que la mayoría de los panístas demostraron mínimo oficio político y que en materia de corrupción y abuso no son diferentes y que en todos  lados se cuecen habas; cada vez me convenzo más de varias premisas:

La primera es que el mal de México no se llama PRI, ni PAN, ni PRD, sino la » Familia Política Mexicana».

Una segunda, es que no estamos tan mal, ya que a pesar de lo que menciono hay muchas cosas que se han hecho bien.

Y la tercera que confirmo, es que con sus defectos muy particulares ambos grupos al menos están convencidos de que hay que cuidar la economía y por lo menos no toman el camino de aquellos paladines izquierdistas, que arrastrados por su ignorancia, necedad exacerbada  y reconocida prepotencia enarbolando la bandera de «Salvadores de los pobres y de castigadores de empresarios»  terminan por des-incentivar la inversión y el desarrollo económico del país.

En pocas palabras mi personal y subjetivo punto de vista es que: «Bendito sea Dios, no hemos caído en manos de la izquierda, porque estaríamos igual que varios pueblos hermanos latinoamericanos que han sido arrastrados por políticos de izquierda a una debacle de incertidumbre y desesperanza. Porque con la excepción de Lula Da Silva en Brasil, los demás izquierdistas que han llegado al poder se caracterizan por dos elementos a cual más de peligrosos: 1) Se entronizan en el poder y 2) Mientras más fracasan, se empecinan más en sus  planteamientos, los cuales imponen a la fuerza. En todos los casos con la excepción mencionada promueven con su bandera de «dar a los que menos tienen» la mediocridad y la improductividad.

Por supuesto que me encantaría una izquierda bien intencionada, que tratara de mejorar las posibilidades y las condiciones de los que menos tienen, pero de manera inteligente, sin acostumbrar a los pobres a sólo estirar la mano y apoyando a cualquiera que genere fuentes de trabajo y que active la economía del país. Pero para ser franco, pocas he visto de esas.

Por lo anterior, estoy convencido que como dice el dicho de la sabiduría popular: » De los males, el menos». Y cuando ve uno por lo que están pasando algunos pueblos hermanos, nos damos cuenta que no debemos quejarnos tanto.

Ni hablar de Venezuela, más claro, ni el agua. Ojalá que con la partida a otro plano del individuo que tanto la deterioró su situación mejore. Pero ésta reflexión se centra en el pueblo argentino  y quiero compartir el escrito de una amiga argentina, Florencia Gallino, que me encontré en las redes sociales, el cual en verdad me sacudió y me permito transcribirlo a continuación:

«ARGENTINA – TE QUIERO – Y NO TE QUIERO PERDER –
A todos,

Qué nos pasa…….?
Una sensación de impotencia, de frustración y abatimiento nos noqueó.
En muchas reuniones privadas, en el trabajo, en la calle, en los trenes, se comenta.
Pero siempre en privado. Ya parece no quedar nada del orgullo de ser argentino. Y no es la economía, ni siquiera el caso Ciccone, ni de los hermanos Schoklender.
No se trata de Moreno y su avasallamiento tercermundista, ni de Ley de Medios. El problema no es el tren de Once y los 52 hermanos que murieron… lamentablemente.
Ni tampoco el uso de las reservas.  No se trata del paro de los maestros, ni de las mentiras del Indec, ni de la pesificacion.
El problema es otro. Estamos perdiendo en silencio a nuestra Argentina.
La metamorfosis es brutal.
El país que tenemos hoy no es el que imaginamos, y el país de mañana será mucho peor de lo que imaginamos.
No hay respeto, no hay educación, no hay diálogo.
La búsqueda de la excelencia se abandonó por completo.
Nos acostumbramos al atropello del poder político, al patoterismo.
Al corto plazo sin una visión de país que nos ilusione. Que nos enamore.
¿Qué queremos?
Queremos volver a sentir orgullo de ser argentinos
Viajar seguros, ver un desarrollo cultural sostenido.
Transitar por las calles sin piquetes
Escuchar a un presidente conectado con el mundo?
Decidir qué comprar, qué libros leer.
Respetar al maestro, los delincuentes presos.
Estadistas conduciendo al país.
Economistas manejando la economía.
Calma y paz, no al odio y la crispación.
Los tres poderes funcionando.
Comprar dólares, ó no.
Recibir cosas del mundo y poder enviar cosas al mundo.
Si querés lo mismo, circulá este mail.
En paz.
Argentina . te quiero !!!
Y no quiero perderte.-»

Leí y releí el mensaje de mi amiga Florencia y la sacudida me hizo pensar en los mexicanos que tanto nos quejamos, pero que en comparación con lo que están viviendo nuestros hermanos argentinos y no se diga los venezolanos, no estamos tan mal y lo único que puedo decir es que ese mensaje de mi amiga Florencia debemos aprovecharlo,  es válido y también nos aplica.

A Florencia le digo que: No ceje en su intento de animar a sus compatriotas a recuperar la Argentina que ellos bien conocen, esa Argentina que no sólo quieren los argentinos, que tu lector y yo también queremos. Yo no soy argentino, soy orgullosamente mexicano, pero más que mexicano, lo repetiré siempre,  me siento ciudadano del mundo y quiero lo mismo que Florencia para los hermanos argentinos. Pero también lo quiero para los venezolanos y para todos los pueblos del mundo incluyendo el mío.

Quiero que encuentren la fuerza y el camino de la «Resiliencia». Quiero que nadie se conforme, que nadie se acomode a vivir anestesiado con las  promesas demagógicas de la clase política, que dice siempre estar a favor de los que menos tienen, pero que no demuestran con el ejemplo, ya que ninguno de ellos vive con austeridad.

Quiero que se revierta esa metamorfosis de la que habla Florencia para que nadie se acostumbre a ser ignorado por sus gobernantes. Que todo individuo tenga el derecho y ciertas facilidades para prepararse, superarse y tener cada vez un mejor futuro, soportado por su esfuerzo, inteligencia y creatividad.

Me parece un mensaje fuerte el de Florencia, pero creo que no sólo les viene bien a los argentinos, nos viene bien a todos. Ojalá que todos tomemos esa postura y que si algún día caemos en la desesperanza o simplemente en la zona de confort, siempre haya una Florencia que nos lance un mensaje que nos sacuda.

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